
Falso ecologismo y manifiesto ecofeminista
Aug 22, 2025
Nos han arrebatado la bandera ecologista para convertirla en herramienta de control y manipulación.
Han vaciado un movimiento que nació del amor profundo a la Tierra y lo han convertido en propaganda política y en negocio de gobiernos y grandes corporaciones.
Nos quieren hacer creer que bajo el lema de “cambio climático” nos están cuidando, pero lo que vemos es un falso ecologismo que esconde explotación, control y nuevas formas de colonización y reducción de libertades.
Porque no nos engañemos: los seres humanos sí estamos destruyendo el planeta. Estamos desajustando su equilibrio vital, y esto no es nuevo: llevamos haciéndolo cientos de años. Negarlo sería una estupidez.
El problema es que quienes manejan los hilos de este sistema usan esa verdad para manipularnos, para imponer sus agendas, para vendernos una “salvación verde” que nada tiene que ver con el cuidado real de la naturaleza. Ellos, esos señoros de traje y corbata, están a años luz de comprender lo que significa cuidar la vida.
La Tierra no se protege llenándola de campos eólicos en las montañas ni arrasando territorios en nombre de la “energía limpia”. No se cuida envolviendo todo en plástico reciclado ni pintando de verde industrias que siguen contaminando. Eso no es ecología, es negocio. Un negocio sangriento y despiadado, camuflado bajo la mejor propaganda.
La verdadera forma de cuidar la Tierra es honrar sus ritmos, respetar sus ciclos, acompañar sus formas de vida. Es observarla, escucharla, protegerla. Es volver a estar cerca de ella. No olvidemos que nosotras mismas somos naturaleza. Y lo que he aprendido tras años acompañando la salud de las mujeres es que cuanto más nos alejamos de ser naturaleza, más infelices y enfermas nos volvemos.
Esto lo sabían bien los pueblos originarios: los mapuche, los mayas, los amazónicos, los beréberes… las abuelas de todas las culturas que vivieron en comunión con el territorio. Ellos no hablaban de “gestión ambiental” ni de “planes de sostenibilidad”. Hablaban de reciprocidad. De entender que la Tierra no nos pertenece, que somos nosotros quienes le pertenecemos a ella.
Y aquí está el espejo: lo mismo que esta sociedad ha hecho con la Tierra, lo ha hecho con las mujeres. Abusar, explotar, invisibilizar. La mentalidad patriarcal es profundamente antiecologista. Se ha construido sobre la idea de dominar y ridiculizar lo sensible y lo natural. En su lógica, lo fuerte es mandar, lo débil es cuidar. Pero lo sensible y lo natural son la raíz misma de la vida. Solo un idiota despreciaría el cuidado de la Gran Madre Pachamama.
Las mujeres mayores lo sabemos porque lo hemos vivido en nuestra piel. Después de la menopausia, entramos en otra etapa: ya no al servicio de la fertilidad biológica, sino de una fertilidad más amplia, comunitaria, creativa y salvaje. La vida nos ha moldeado para conectar con lo profundo y verdadero, para mirar más allá de lo inmediato y lo material, para ser memoria y visión.
Por eso es urgente que alcemos la voz. ¡Que no nos dejemos arrastrar por la farsa del falso ecologismo ni por la propaganda del miedo! La Tierra no se salvará con industrias pintadas de verde, sino con un cambio real en cómo vivimos y cómo nos relacionamos con ella.
Necesitamos recordar lo que sabían nuestros ancestros: que la Tierra se protege cuidando su equilibrio, celebrando su abundancia sin abusar, caminando con respeto y equilibrio y dejando la menor huella posible. Y ahí, las mujeres mayores tenemos un papel esencial: ser puente entre el dolor de lo que se pierde y la claridad de lo que aún puede renacer, ser voz de conciencia y mostrar que sí es posible vivir y decidir desde la conexión con la Tierra, no desde la lógica depredadora del sistema.
La naturaleza y las mujeres compartimos la misma herida. Pero también compartimos la misma fuerza de regeneración. Y es desde ahí que podemos abrir otro camino.
"Mi corazón llora por la desgracia de mi tierra natal, El Bierzo, que ha visto arder gran parte de su biodiversidad y de sus bosques. Todos presumimos de nuestra tierra, pero ¿cómo hemos podido permitir que esto ocurra? Deseo que agosto de 2025 marque un antes y un después en la forma en que miramos nuestra tierra, en cómo la defendemos de los tentáculos de políticas criminales."
Eva Massana